Transformación en Árbol de Noviembre

Título: Bosques con Distintas Personalidades
Fecha: Noviembre 2010
Estilo: Figurativo Tétrico
Técnica: Carboncillo sobre Papel
Tema: Bosques de Otoño
Lugar: Montréal, Québec

"El artista es mago cuando se convierte en sus obras de arte"

- Victor Velásquez

Nadie supo que fué lo que le sucedió.
Dicen que estaba en su cuarto dibujando como todas las noches.
Sus vecinos vieron la luz prendida de su cuarto y sombras extrañas en la pared.

Sus amigos lo esperaban para tomar una copa.
Pero dicen que prefirió quedarse y continuar con sus cosas de artista.
Nadie pudo descifrar su desaparición.

Ciertos hombres lo investigan.
En el suelo, muchos dibujos al carboncillo.
Unos árboles sin hojas.
¿En qué mes los árboles pierden todas sus hojas? - Preguntó a su asistente.
- En éste mes, en Noviembre, Señor - Respondió.
Y tomo nota mientras se frotaba la barbilla.

Y le sigue el interrogatorio:
- Andaba un poco resentido con nosotros - Dijo uno de sus "amigos".
- Rentamos una cabaña en el bosque, para ver las hojas con colores de otoño.
Pero el no pudo ir porque no tiene carro y además eramos muchos y no había lugar.
Y pues... el era el más entusiasmado en ver las hojas... - Concluyó.



Ahora era más claro.
Se encerraba en su cuarto para dibujar su deseo frustrado.
Veamos sus dibujos:
-Mmmmm, tuvo el cuidado de poner la fecha - Susurró.
- Acomodémoslos en orden cronólogico - Seguía susurrando.
- Mmmmmm, primero dibujó arboles con pocas hojas... y siguió dibujándolos, cada vez con menos hasta terminar con los que no tienen ni una sóla hoja - Dijo pensativo.

-¡Señor! Ahí hay una nota pequeña. En la esquina de éste último dibujo - dijo exaltado su asistente.
- Léamosla - le contestó.

"Dibujé éstos árboles cómo si hubiera estado aquél día en el Bosque Encantado de Abitibi

Témiscamingue. Cerre los ojos para descubrir el olor del otoño. Cuando dibujaba éstos troncos podía sentir su textura rasposa. Si cerraba los ojos y volteaba mi cabeza hacia arriba, veía las ramificaciones que se extendían y cubrían el cielo. Cuando pinté las hojas, las oía crujir con el viento y podía verlas en movimiento. Terminé la primera imágen y continué con otra. El estado de contemplación del bosque era tal, que sin darme cuenta dibujaba cada vez menos hojas, cómo si yo mismo viviera el otoño con los árboles. El deseo de salir al bosque con mis "amigos" se desvanecía tal y como las hojas de esos árboles y con ello cualquier resentimiento que les tuviera. De pronto comprendía que no hay nada a que aferrarse. Hay un ciclo que sigue su curso. Pude comprender la naturaleza dócil, fiel y receptiva del árbol ante las reglas naturales. Éste nunca se aferraba a sus hojas. Al contrario, ví como éste se dejaba desnudar hasta quedar totalmente expuesto. En ese momento yo ya estaba mimetizado con el árbol. Sentía que era parte de ellos"

¡Mira én éste último dibujo vemos su cara, en el tronco de éste árbol!
A la mañana siguiente partieron al bosque de la región de Abitibi.
Y continúa el interrogatorio con los pueblerinos:
- ¿El Bosque Encantado? No le recomiendo que vaya ahí. ¿Que no le han contado? - Decía la mujer con un tono serio.
- Han estado pasando cosas muy extrañas en ese bosque, los últimos días - comentó
- El Bosque Encantado era un mito, un cuento de hadas para nuestros nietos - explicó - pero con lo que me han contado... tal parece que nuestros mitos se han vuelto realidad.
-Y después de una pequeña pausa continuó:

- Dicen que hay un arbol que hace mucho ruido por las noches. Dicen que se mueve y cruje como ningun otro. Otros lo han visto bailar y moverse a la luz de la luna. Dicen que habla... bueno más bién susurra las mismas palabras: "Soy parte de ellos" "Soy parte de ellos" "Soy parte de ellos" una y mil veces.

- ¿Me está usted hablando de que hay un hombre árbol en el bosque? - Preguntó el sargento.

¿Cuando lo encontrarán?
El sargento y su asistente dejaron pendiente el caso. Llaman al pueblo del bosque encantado cada 2 o 3 días. Por alguna razón, creen que encontrarán a nuestro dibujante de árboles, en su cuarto como si nada hubiera pasado, en el momento en el que los casos de personas que ven un hombre árbol en el bosque, terminen de suscitarse.

-Victor Velásquez