¿Quien iba a pensar que su aureola solo era un sombrero para salir los domingos?
Nadie podía creer que más allá de la sala de pisos relucientes, había un cuarto con los pisos manchados de sangre.
Me vió desde lejos, alzó la voz para llamarme con entusiasmo, me sonrió con cortesía, me ofreció su mano para saludarme y al darme su abrazo fraterno... ... ... me clavo un cuchillo en la espalda.
Son éstos nuestros juegos de luz y sombra, en los que es muy difícil hacerse de aliados, porque la historia que vivimos afuera no es la misma que cada uno escribe adentro.
Nadie conoce nuestras historias de horror
Desde que Ellos nos dijeron como debíamos comportarnos nuestra bilbioteca personal de historias de horror proliferó. Y nos atrevimos a indicar con un dedo chueco los malos comportamientos, que no serían tan malos, si no hubiera un Cielo con el cuál medirlos.
Todo fué una manipulación.
La bestia no hubiera sido "bestia" si no la hubiéramos dejado encerrada en sus laberintos.
Hubiera sido menos "bestia" si le hubiéramos dejado las puertas y ventanas abiertas desde un inicio.
Pero sobre todo, jamás hubiera sido "bestia", si no la hubiéramos expulsado del supuesto Paraíso.
-Victor Velásquez
No comments:
Post a Comment